El Santo Grial es uno de los objetos más misteriosos y fascinantes de la historia y de la leyenda. Se trata de la copa o el plato que se utilizó en la Última Cena de Jesucristo, y que según algunas tradiciones, también recogió su sangre en la cruz. El Santo Grial ha sido objeto de búsqueda, veneración y controversia a lo largo de los siglos, y ha inspirado numerosas obras de arte, literatura y cine. Santo Grial de Valencia ¿Qué es el Santo Grial? El Santo Grial es un término que proviene del francés antiguo “san graal” o “san greal” , que significa “santo plato” o “santo vaso” . El origen de este término se remonta al siglo XII, cuando aparecieron los primeros relatos literarios que mencionaban el Santo Grial como un objeto sagrado y maravilloso, relacionado con la vida y la muerte de Jesucristo. Sin embargo, el concepto del Santo Grial es mucho más antiguo y complejo, y se ha ido enriqueciendo y transformando con el paso del tiempo y con la influencia de diversas culturas y tr
Violada, mancillada y herida en su condición femenina Artemisia Gentileschi no dejó nunca de considerar vivir de su "oficio" de pintora.
Su tesón la llevó a ser reconocida y admirada en su época y a ser la primera mujer admitida en la Academia de Dibujo de Florencia.
Autorretrato |
Una vida llena de fuerza y voluntad
Artemisia Gentileschi (Roma 1593) llevaba en sus genes las
vena artística, no en vano, era la hija mayor de otro pintor Orazio
Gentileschi, uno de los grandes representantes de la escuela romana de
Caravaggio, con quien le unía además cierta amistad.
Artemisia, que había perdido a su madre a los doce años, se
formó en el taller de su progenitor, donde aprendió las técnicas necesarias
para el oficio así como el dominio del claroscuro, característico del
tenebrismo, lo cual iba a ser una constante en su obra.
Aunque en un principio los estilos de padre e hija eran
semejantes, pronto la joven iba a adoptar el suyo propio acentuando el
dramatismo de las figuras y cargándolas de efectos teatrales.
Con diecinueve años, y dado que el acceso de las mujeres a
las academias profesionales de Bellas Artes estaba prohibido, su padre le puso
un profesor privado, Agostino Tassi, con quien estaba trabajando en ese momento
en la decoración de unas bóvedas. Pero aquella decisión marcaría la vida de
Artemisia.
Poco tiempo después de ser designado como su instructor,
Tassi la violó. Aunque prometió casarse con ella no pudo cumplirlo pues estaba
casado y el escándalo llegó ante el tribunal papal.
Del proceso que siguió se conserva todavía hoy día documentación exhaustiva. Mediante la
instrucción, que duró siete meses, se pudo descubrir que Tassi había planeado
asesinar a su esposa, tuvo
relaciones sexuales con su cuñada
y había querido robar ciertas pinturas de Orazio Gentileschi.
Judith y Oloferne |
Pero fue a la
pintora, y no a su agresor, a quien el Tribunal no sólo sometió a la dura
prueba de relatar lo sucedido, sino a un trato vejatorio y humillante ya que se
le practicó un examen ginecológico y fue torturada, para descubrir si decía la
verdad, con un instrumento que apretaba progresivamente cuerdas en torno a los
dedos de sus manos (una crueldad añadida para alguien que trabajaba con sus
manos).
El testimonio de
Artemisia en el proceso impresiona por su crudeza: “Cerró la habitación con llave y una vez cerrada
me lanzó sobre un lado de la cama dándome con una mano en el pecho, me metió
una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos, y alzándome las
ropas, que le costó mucho hacerlo, me metió una mano con un pañuelo en la
garganta y boca para que no pudiera gritar y habiendo hecho esto metió las dos
rodillas entre mis piernas y apuntando con su miembro a mi naturaleza comenzó a
empujar y lo metió dentro. Y le arañé la cara y le tiré de los pelos y antes de
que pusiera dentro de mi el miembro, se lo agarré y le arranqué un trozo de
carne”.
Tassi fue condenado
a un año de prisión y al exilio de los Estados Pontificios.
El análisis de su obra lleva a algunos expertos a considerar que este episodio de su vida fue lo
que impulsó a Artemisia a tratar habitualmente temas protagonizados por mujeres
fuertes, como su Judith degollando a Holofernes (considerada su obra
maestra) donde se cree entender que puso en las míticas figuras sus rasgos y
los de su agresor.
Un mes después del
juicio, Artemisia se casó, en un matrimonio arreglado por su padre, con el
modesto pintor florentino Pietro Antonio Stiattesi, lo que sirvió para
restituirle a Artemisia, violada, engañada y denigrada por Tassi, un estatus de
honorabilidad.
Susana y los viejos |
La pareja se instaló
en Florencia en 1614, donde Artemisia consiguió ser la primera mujer en
ingresar en la Academia del Dibujo florentina. En esta ciudad cosechó un gran
éxito e incluso contó con la protección de personas influyentes, como el gran
duque Cosme II de Medici, y especialmente su esposa la gran duquesa Cristina.
Además, mantuvo
buenas relaciones con los artistas y personajes más respetados de su tiempo,
como Cristofano Allori (pintor manierista especializado en retratos), el
sobrino de Miguel Angel, con quien mantenía un trato especial, y quien encargó
a Artemisia la ejecución de una tela destinada a decorar el techo de la galería
de pinturas de la “Casa Buonarroti” (construida por él en memoria del gran
artista) que finalmente representó una alegoría
del «talento natural» en forma de una joven desnuda que sostiene una brújula
(los expertos creen que esa figura lleva sus rasgos faciales), o también
Galileo Galilei, con quien mantuvo un contacto epistolar durante mucho tiempo.
Mientras estuvo en
Florencia, Artemisia y Pierantonio tuvieron cuatro hijos y una hija, pero sólo
la niña, Prudenzia, llegó a la edad adulta.
A pesar de su éxito
en el periodo florentino, el matrimonio tuvo grandes problemas con los
acreedores debido a un exceso de gastos, lo que influyó en problemas entre ellos
y posteriormente motivó el regreso de la pintora a Roma en 1621. Con ella llevó
a su hija Prudencia.
En Roma, Artemisia
emprende una nueva vida de mujer independiente. Incluso, sobre 1627, tuvo otra
hija natural.
Nacimiento de San Juan Bautista |
Sin embargo, a pesar
de su reputación artística y sus buenas relaciones, Roma no fue tan rentable como ella
esperaba debido esencialmente a que se apreciaba su arte de las heroínas
bíblicas, pero a ella le estaban vedados los fresco y los retablos, que eran
los que se pagaban muy bien. Por ello, entre 1627 y 1630, se traslada a
Venecia en busca de encargos mejor
pagados.
En 1630 se instala en Nápoles, donde abundaban los talleres
y los amantes del arte, en busca de nuevas y más fructíferas oportunidades de
trabajo. Ya en Nápoles iba a
permanecer para el resto de su vida, a excepción de una breve estancia en
Londres y algún que otro corto
viaje. En esta ciudad
recibió muchas pruebas de ser estimada, cosechó buenas relaciones con el
virrey, el Duque de Alcalá, y de intercambio con otros artistas.
En 1638, Artemisia
se reunió con su padre en Londres por un tiempo, ya que aquel había sido
llamado a la Corte de Carlos I de Inglaterra para realizar unos encargos y
probablemente fue a ayudarle. Orazio murió repentinamente, cuidado por su hija,
en 1639, por lo que esta tuvo que cumplir sus compromisos artísticos. Sin
embargo, no hay obras que se le puedan asignar con certeza a este periodo.
Judith y su doncella |
Se sabe que
Artemisia ya había abandonado Inglaterra en 1642, regresando a Nápoles, pero no
se conoce mucho sobre sus movimientos posteriores, aunque por cartas a su
mentor, Antonio Rufo (la última en 1650), si que se sobreentiende que ella
estaba aún plenamente en activo.
Durante mucho tiempo
se pensó que Artemisia había muerto en 1653, pero evidencias recientes muestran
que aún aceptaba encargos en 1654, aunque dependía cada vez más de su
asistente, Onofrio Palumbo.
No obstante, es posible que su muerte acaeciera en la devastadora plaga de
peste que asoló Nápoles en 1656.
Su tumba se
encontraba en la iglesia de San
Juan de los Florentinos de
Nápoles, pero esta fue destruida tras la Segunda Guerra Mundial, por lo que
Artemisia fue prácticamente olvidada.
Su obra: pura fuerza expresiva
Fue la primera mujer de la que puede decirse sin reservas
que ejerció el oficio de “pintora”. Artemisia fue un caso atípico dentro de la
historia de la pintura. No tanto por su condición de mujer, como por su
independencia. Ella se formó y ejerció para ganarse la vida, mientras que lo
habitual era que lo hicieran por desde una posición acomodada.
Artemisia
Gentileschi está considerada como uno de los primeros pintores barrocos más
completos de su generación, imponiéndose por su arte en una época en la que las
mujeres pintoras no eran aceptadas fácilmente.
María Magdalena |
Pintó cuadros
religiosos e históricos en un momento en que estos temas heroicos eran
considerados inadecuados para el arte femenino. Maduró el claroscuro de
Caravaggio, acentuando el dramatismo de sus obras hacia un naturalismo
tenebrista, asimilando también el iluminismo veneciano.
La pintora hizo especial hincapié, a lo largo de toda su obra, en el protagonismo de la figura femenina, realizando abundantes cuadros protagonizados por mujeres en los que la acción y la valentía son puestas de manifiesto como norma general tal vez como un alegato a favor de su condición femenina.
No obstante, un acercamiento actual a su figura muestra a
Artemisia como una artista que luchó con determinación contra los prejuicios
expresados contra las mujeres pintoras usando tanto su personalidad como sus
cualidades artísticas, pero que tuvo la capacidad de renovarse según los gustos
artísticos de su época y tratar sobre diferentes temas.
Hoy sus obras se exponen en las pinacotecas más importantes del mundo como la Galería Uffici, el Palacio Pitti de Florencia, el Museo Metropolitano de Nueva York o en el Museo del Prado, entre otros. Es, además, una de los tres únicas pintoras (junto a Sofonisba Anguissola y Clara Peeters) que tienen obra expuesta en el Museo del Prado de Madrid.
Hoy sus obras se exponen en las pinacotecas más importantes del mundo como la Galería Uffici, el Palacio Pitti de Florencia, el Museo Metropolitano de Nueva York o en el Museo del Prado, entre otros. Es, además, una de los tres únicas pintoras (junto a Sofonisba Anguissola y Clara Peeters) que tienen obra expuesta en el Museo del Prado de Madrid.