El Proyecto Islero fue un intento de España, durante la dictadura de Franco y las primeras etapas de la transición democrática, para desarrollar su propia bomba atómica. Este proyecto es uno de los más secretos del franquismo, buscaba dotar a España de los medios para una política exterior y de defensa independiente, una visión que era parte de la ideología nacionalista del régimen. Proyecto inicial Este proyecto fue concebido a finales de los años 50, tras la independencia de >Marruecos y la guerra de Ifni, con el objetivo de contener las ambiciones territori8ales de Marruecos y disuadirlo de invadir Ceuta, Melilla, las Islas Canarias y el Sáhara. La ayuda tecnológica francesa, en particular para la construcción de un reactor nuclear, fue crucial, ya que Charles de Gaulle apoyaba la idea de una potencia europea aliada y reacia a la OTAN. Sin embargo, el proyecto enfrentó varios contratiempos y no prosperó inicialmente. El "incidente de Palomares" en 1966, donde se
Fiel a
los textos literarios que se encargó de ilustrar, los motivos de su obra
pictórica gravitan alrededor del sexo,
la muerte y las imágenes satánicas.
Félicien Rops se va a sumar con gran interés a la plasmación de motivos satánicos, casi siempre unidos a la figura femenina pues, como él mismo aseguraba, “el hombre está poseído por la mujer, y la mujer poseída por el Diablo”, es decir, la mujer seductora y sensual origen y causa de los problemas del hombre.
Pornócrates |
La
relación con los simbolistas
El
pintor y grabador belga Félicien Rops (1833-1898) se revelaría desde muy
temprano como un dibujante excepcional.
Robs comienza como ilustrador de libros, caricaturista político, litógrafo para revistas satíricas, donde se
atacaba a las fuerzas conservadoras, pero también parodiando a los
“progresistas", y grabador.
En la
segunda mitad del siglo XIX, y coincidiendo con el gusto por determinadas
creencias esotéricas en ciertos círculos artísticos y literarios –especialmente
entre simbolistas y "decadentes"–,
Rops experimentó una curiosa fascinación por el satanismo y la figura
del Diablo.
La tentación de San Antonio |
En 1864 Rops va a conocer a Charles Baudelaire, una relación que le marcaría
profundamente hasta el fin de sus días. El ilustrador belga iba a diseñar para
el escritor francés el frontispicio de
su obra la obra Los despojos, una recopilación de inéditos y piezas condenadas de Baudelaire (como poemas
escogidos de Las flores del mal, libro que había sido censurado en Francia y que finalmente vería la luz en
Bélgica).
En 1874 se instala en París. La colaboración con Baudelaire le creará fama y admiración
entre otros escritores representantes del simbolismo y el decadentismo, quienes
le demandarán también ilustraciones para sus textos, entre estos Théophile
Gaultier, Alfred de Musset, Stépahne Mallarmé, Jules Barbey d´Aurevilly y
Joséphin Pélada.
Los
especialistas de su obra reconocen que gracias a estos literatos, a la inspiración de los poetas
decadentes y simbolistas, Rops llegó a ser algo más que un caricaturista o un
pornógrafo; se convirtió en un visionario.
Las satánicas-El calvario |
Su
obra
En esa
época estaba de moda todo lo relacionado con el diablo en sus múltiples formas,
muy del gusto entre los pintores simbolistas y los literatos del decadentismo.
Así, Félicien Rops se va a sumar con gran interés a la plasmación de motivos
satánicos, casi siempre unidos a la figura femenina pues, como él mismo
aseguraba, “el hombre está poseído por la mujer, y la mujer poseída por el Diablo”,
es decir, la mujer seductora y sensual origen y causa de los problemas del
hombre.
Con este pensamiento, va a crear en sus lienzos imágenes irreverentes, sacrílegas y en muchos casos abiertamente
pornográficas.
Félicien Rops fue
francmasón,miembro del Gran Oriente de Bélgica y uno de los fundadores del
grupo de Los XX (grupo de veinte pintores belgas que durante diez años celebraron una exposición anual de su arte
en contraposición a lo salones oficiales).
La esfinge |
Hacia
1892 comenzaron sus problemas de visión, circunstancia que no le impidió
mantener su labor artística hasta su muerte.
La parodia humana |
Aunque
los expertos están convencidos de la obsesión del pintor e ilustrador belga por
los temas demoniacos y pornográficos, lo cierto, dicen, es que seguramente esto respondía más a una pose provocadora que
pretendía escandalizar a la burguesía puritana, mojigata e hipócrita de su
tiempo, y que tenía en el fondo un sentido espiritual, recuperando lo sagrado a
través de los obsceno y la crueldad, una especie de retorno a la religión de
una forma “sui generis”.
De hecho, Rops trató también otros temas no menos provocadores, como el de la prostitución y el pánico hacia las enfermedades
venéreas (sobre
todo la sífilis),
cuya transmisión se atribuía casi en exclusiva, dentro de la concepción
misógina vigente, a la mujer.
En
cualquier caso, parte de su obra constituye un amplio catálogo de perversiones: fetichismo,
lesbianismo, necrofilia, sado-masoquismo, sexo y muerte.
A Rops se le ha querido ver también como
un descendiente del romanticismo y como un precursor de los sueños y las
pesadillas del arte del siglo XX.
Satanás sembrando semillas |
Su obra más conocida y famosa data
de 1878, se trata de "Pornócrates", con la que escandalizó en la exposición de los XX.
La asociación mujer-diablo está presente en numerosas obras del artista belga, por ejemplo en
la temprana ‘Los diablos fríos’ (1860), una
litografía en la que una fémina de voluptuosas formas y senos desnudos se deja
abrazar, con una leve sonrisa en los labios, por el mismísimo Lucifer. Años
después Rops ahondaría en la asociación mujer-sexo-diablo en sus series ‘Las
Diabólicas’ (1879), ‘Las Satánicas’ (1882) y ‘Naturalia’ (1883). Estas series están formadas en
buena medida por grabados en las que se da rienda suelta a escenas de desenfreno sexual,
muchas veces con contenido pornográfico e incluso sacrílego.
En la
obra ‘La parodia humana’(1881)
Rops dice representar a la mujer con su verdadero rostro, una calavera (ya que
esta es símbolo de la muerte y lo diabólico), aunque sólo el espectador la ve, mientras
que el caballero únicamente observa la máscara del engaño.
El tema
de la prostitución aparece en obras como “La indigencia’ o ‘La
bebedora de absenta’.
En otras
obras se acercará a la sátira social como en "El derecho al trabajo", "El derecho al descanso" o "La chica más bella del mundo no puede dar
más que lo que tiene".
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