La cultura occidental es el conjunto de valores, creencias, conocimientos, artes, instituciones y estilos de vida que se han desarrollado y transmitido en la parte occidental del mundo, desde la antigüedad hasta la actualidad. Origen y evolución La cultura occidental tiene su origen y su base en la civilización greco-romana, que se expandió por Europa, el norte de África y el Oriente Próximo, y que influyó en otros pueblos y culturas, como los celtas, los germanos, los eslavos, los árabes o los judíos. La cultura occidental también tiene su raíz y su fundamento en el cristianismo, que se difundió por el mundo occidental, y que aportó sus valores, sus dogmas, sus ritos y sus instituciones, como la Iglesia, la Biblia o el papado. La cultura occidental ha evolucionado y se ha diversificado a lo largo de la historia, según las épocas, los lugares y las circunstancias, y ha generado diferentes movimientos, corrientes y expresiones, que han enriquecido y renovado su patrimonio y su identida
Fue matemático, arquitecto,
ingeniero, inventor, relojero real y astrónomo en las cortes de Carlos I y
Felipe II.
Su gran invento, sin precedentes en la épcoa, fue un artificio para bombear agua desde el río Tajo hasta el Alcázar y la ciudad de
Toledo a 100 metros de altitud.
Carlos I
Mecanismo de las campanas de El Escorial
|
Se desconoce la
fecha exacta en la que nació Giovanni Torriani, que será posteriormente conocido en
España como Juanelo Turriano, pero si que fue en Cremona (Italia) entorno al año
1500-1501.
Se dice
que no llegó a tener una educación formal y nunca dominó el latín, la lengua
del conocimiento en su época. Pero tampoco encaja en la figura del
campesino autodidacta. Se cree que su padre podría haber sido poseedor de dos
molinos, y allí pudo empezar a aprender algo de mecánica”.
Parece
ser que cuando tuvo la edad suficiente, Juanelo entró como aprendiz en un
taller de relojería, donde aprendió el oficio. En esa época un reloj era la
tecnología más puntera y vanguardista del momento: se basaban en algo tan
complejo como el movimiento del universo. Había pues que saber matemáticas,
astronomía, mecánica, etc, para saber manejarse en ese mundo
Con el
tiempo, se convirtió en maestro relojero y prototipo de sabio mecanico-ingeniro de la época. Su habilidad le hizo famoso, por eso, en
1529, cuando Juanelo apenas tiene veintiocho años, Carlos V le contrata y
le nombra Relojero Real. Para él construyó dos relojes astronómicos.
Uno de ellos, el Cristalino, se considera el reloj más preciso de la época y su perfeccionamiento le llevó veinte años. Este, además de la hora, marcaba la posición de los planetas, el sol y la luna
a cada minuto.
Carlos V |
Algunas
fuentes apuntan a que participó como arquitecto en la construcción del palacio
de Yuste que Carlos V encargó para su retiro hacia el final de su vida, aunque
otras apuntan a que su papel fue muy pequeño, en todo caso alguna reforma
menor.
Otra de
las leyendas en torno a su figura está relacionada con la muerte del rey:
algunas fuentes aseguran que uno de los estanques diseñados por Turriano en
Yuste generó una acumulación de aguas estancadas en la que proliferaron los
mosquitos. Uno de ellos picó al monarca, que enfermó de paludismo y murió
semanas después.
Felipe II
Cuando Felipe II subió al trono
nombró a Turriano Matemático Mayor. En 1582, bajo petición del Papa, recibió el encargo del monarca de presentar una
propuesta para reformar el calendario juliano, vigente desde el año 46 a.C. El problema que planteaba (y obsesionaba al docto papa
Gregorio XIII) era el hecho de que el año juliano tenía 11 minutos y 14
segundos más que el año solar lo que había provocado que la diferencia
acumulada hiciera que el equinoccio de primavera se adelantara en diez días.
El
informe que escribió con sus ideas es uno de los pocos documentos de Juanelo
que se conservan, y que los estudiosos han analizado al detalle. Finalmente su
propuesta no fue la elegida por el Papa, pero que el rey se la encargase a él
es una prueba de la consideración que se le tenía y de que era uno de los
sabios indiscutibles de su época.
En su vuelta a España, recibiría
el encargo de Juan de Herrera de diseñar las campanas del Monasterio de El Escorial.
Toledo
Toledo
Cinco años después de su llegada a
España, Turriano trabajaría y viviría, excepto los periodos en los que tenía
que desarrollar algún proyecto, en la ciudad de Toledo hasta su muerte.
Se dice que allí inventó y
construyó muchos artilugios, como por ejemplo pequeños autómatas, juguetes
que encandilaban a todo el que los veía. Entre
ellos destacaría uno de madera llamado el Hombre de palo. Existen dudas
sobre su naturaleza y función, pero la leyenda más extendida afirma que
consistía en un aparato antropomórfico de madera, construido con el fin de
recolectar limosnas, y con capacidad para mover piernas y brazos. Algunas
versiones van más allá y dicen que dicho artefacto era capaz de andar buscando
la caridad de los viandantes, y que incluso era capaz de inclinarse en una
reverencia cuando recibía alguna moneda.
Turriano |
No hay muchos documentos históricos
acerca de la naturaleza del autómata, ya que fue quemado cuando aún Turriano
estaba con vida, pero ha quedado constancia del punto donde se localizaba: la antigua
calle de las Asaderías de Toledo, actualmente denominada "Calle del Hombre
de Palo". Existe una curiosa teoría, según la cual El Greco, en su obra
“El entierro del Conde de Orgaz” expone quiénes ocultaron el armazón del
autómata. Para ello, se basa en las escenas que adornan las vestiduras de las
apariciones celestiales, en el misterioso monje de hábito gris, y en el paje
que, en primer término, señala claramente el símbolo rosacruz en una de las
túnicas.
Además inventó una especie de
ametralladora rudimentaria y algunas máquinas voladoras, diseñadas y también
construidas por él.
El Artificio de Juanelo
Pero por lo que es más conocido, y fue sin duda alguna su gran obra de ingeniería, es por la máquina hidráulica que construyó para subir desde el río Tajo hasta el Real Alcázar y la ciudad de Toledo 17.000 litros de agua al día salvando un desnivel de más de 100 metros. Fue uno de los grandes
inventos del Renacimiento y alcanzó gran popularidad nacional e internacional,
siendo mencionado por muchos escritores del Siglo de Oro en sus obras. Hasta
aquella obra sólo se había conseguido subir agua a 40 metros con un tornillo de
Arquímedes en Habsburgo.
Reproducción del artificio de Juanelo |
Esta maquinaria fue conocida como
el Ingenio de
Toledo o Artificio
de Juanelo. Sobre su funcionamiento hay aún controversias porque no existe
documentación al respecto (Juanelo no era amigo
de dibujar planos o escribir tratados, como sí lo fue Da Vinci, por ejemplo).
Lo cierto es que los historiadores consideran que la máquina conseguía llevar
el agua del río Tajo hasta el Alcázar mediante la propia energía hidráulica del
río. Constaba de gran cantidad de «cucharas» o «brazos de madera», engranados
de modo ingenioso, que se iban pasando el agua los unos a los otros, en altura
creciente, de tal manera que podía elevar gran cantidad de agua salvando el
desnivel. Al parecer se mantuvo en funcionamiento, con un rendimiento cada vez
menor a medida que envejecía y se deterioraba, hasta el año 1639.
Según las fuentes escritas, se
construyeron dos artificios semejantes: el primero, encargado por el
Ayuntamiento, debía llevar el agua hasta el Alcázar como cota más alta de la ciudad, pero el rey, propietario
del Alcázar, se negó a repartir estas aguas con la ciudad. Así, el ayuntamiento
encargó otro, que Juanelo ejecutó. Las autoridades de la ciudad pusieron la
condición de que recibiría el pago de la obra cuando estuviese en marcha y probase su
utilidad, algo que ocurrió en 1569. Sin embargo, algunos documentos apuntan a
que nunca recibió el dinero.
Ruinas del artificio |
El problema para Juanelo fue que
nadie se quiso hacer cargo del pago del primero de los artificios: el
Ayuntamiento porque no recibía las aguas y el rey porque no había firmado
ningún contrato y, al parecer, por el segundo (acabado en 1581) tampoco se
cumplirían las condiciones económicas acordadas. Lo cierto es que cuando
Turriano murió el 13 de junio de 1585 estaba completamente arruinado y fue
enterrado modestamente en un convento toledano.
Según algunos autores, que esto también es un poco exagerado.
Al parecer existen cartas de Juanelo quejándose de que le pagaban tarde, y mal,
pero que su hija y su nieto recibieron una pensión por ello. Que a él se le
pagó muy poco, pero que algo sí recibió.
Lo que
sí parece cierto es que sus dos Artificios funcionaron durante décadas, aunque
con el uso y debido al robo de las piezas se fueron deteriorando, hasta
que se desmantelaron en 1640. Se calcula que durante los años de pleno
rendimiento llegaron a transportar entre 16 y 17 metros cúbicos de agua al día
(entre 16.000 y 17.000 litros).
Cuadro de El Greco donde se ve el artificio de Juanelo |
A Juanelo se le
ha atribuido también ser autor de los Veintiún Libros de los Ingenios y
Máquinas, aunque otros
historiadores consideran que el léxico descarta su autoría. Al parecer también
escribió otros muchos libros y tratados, aunque como eran de temas militares se
consideraron secretos en
la época en la que vivió y no llegaron a ver la luz en su momento, siendo
publicados muchos años después.
La fama
de Juanelo tampoco le
sobrevivió muchos años gracias a la falta de documentación sobre su vida (se dice que era hosco y
con un fuerte carácter que le hacía tener pocos amigos con los que haber tenido
correspondencia y que el trabajo lo hacía a su aire, sin prisas). Sólo han
quedado de él un puñado de escritos, sobre todo contratos y otros documentos
legales, así como su testamento.
Solamente Toledo,
la ciudad donde vivió y que se benefició de la mayor de sus obras, guarda un
recuerdo para este inventor, y allí algunas anécdotas de su vida han
persistido, moldeándose hasta convertirse en leyenda.
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