La cultura occidental es el conjunto de valores, creencias, conocimientos, artes, instituciones y estilos de vida que se han desarrollado y transmitido en la parte occidental del mundo, desde la antigüedad hasta la actualidad. Origen y evolución La cultura occidental tiene su origen y su base en la civilización greco-romana, que se expandió por Europa, el norte de África y el Oriente Próximo, y que influyó en otros pueblos y culturas, como los celtas, los germanos, los eslavos, los árabes o los judíos. La cultura occidental también tiene su raíz y su fundamento en el cristianismo, que se difundió por el mundo occidental, y que aportó sus valores, sus dogmas, sus ritos y sus instituciones, como la Iglesia, la Biblia o el papado. La cultura occidental ha evolucionado y se ha diversificado a lo largo de la historia, según las épocas, los lugares y las circunstancias, y ha generado diferentes movimientos, corrientes y expresiones, que han enriquecido y renovado su patrimonio y su identida
Dentro del más genuino espíritu romántico español del XIX,
llevó a cabo paisajes y retratos, pero sobre todo variopintas obras
costumbristas.
Fue tan apasionado seguidor e imitador del universo goyesco
que en ciertas ocasiones ha dificultado la correcta atribución de algunas obras
poco estudiadas del artista aragonés.
Bodegón
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Casi un autodidacta
Eugenio Lucas Velázquez (conocido erróneamente durante el
siglo XIX como Lucas y Padilla) nació en Madrid en 1817.
Inició su formación artística como alumno de la Academia de
San Fernando, aunque, disconforme con el frío clasicismo de las enseñanzas
académicas, prefirió estudiar directamente a los grandes genios de la pintura
española y en el Museo del Prado copió en numerosas ocasiones a Velázquez y,
sobre todo, a Goya, cuya obra marcaría definitivamente el estilo y la
personalidad creativa de este artista.
Pero lo que verdaderamente le proporcionaba en un principio el sustento económico era la su profesión de ebanista. También trabajó como tasador de las Pinturas Negras de Goya.
El 6 de diciembre de 1844 contrae matrimonio con Martina Hernández Muñoz, pero dada su escasez económica el matrimonio vivió en el
hogar de la familia de Martina, siendo ésta tan modesta como la de Lucas
Velázquez.
Pero lo que verdaderamente le proporcionaba en un principio el sustento económico era la su profesión de ebanista. También trabajó como tasador de las Pinturas Negras de Goya.
Majas en el balcón
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El matrimonio comienza a tener un alivio económico cuando en 1847 Lucas presenta en la Exposición de la Academia dos paisajes que le proporcionaron cierta notoriedad de tal forma que fue presentado al rey consorte Francisco de Asis quien le encargará un cuadro de caza y él le regalará, además, un paisaje (esta obra no se encuentra entre los fondos del Patrimonio Nacional).
Lucas Velázquez |
En 1853 Eugenio Lucas se separó de su mujer y al año siguiente
convivirá junto a Francisca Villamil, hermana del también pintor Jenaro Pérez Villamil. De esta
unión nacieron cuatro hijos y uno de ellos, Eugenio Lucas Villamil, siguió los
pasos artísticos de su padre, aunque según los expertos con unas dotes más
limitadas, si bien es cierto que su estilo era similar y a veces se han
confundido las obras de ambos artistas.
Su estilo
Lucas Velázquez realizó una serie
de viajes a lo largo de su vida que también marcarían el estilo de su obras. El
primero de ellos lo realiza en 1852 a y en el cuál adquirió una influencia del
artista francés Delacroix.
Otros viajes que realiza Lucas Velázquez serán a Marruecos, siendo para él una estancia que inspiraría sus cuadros de factura orientalista.
Otros viajes que realiza Lucas Velázquez serán a Marruecos, siendo para él una estancia que inspiraría sus cuadros de factura orientalista.
En la década de 1860 realizaría dos viajes a París, al igual que también visitaría Suiza e Italia, recibiendo la influencia del Romanticismo europeo.
Eugenio Lucas muestra en sus obras el costumbrismo de veta brava típico de la Escuela madrileña del Romanticismo español.
Su atracción por la pintura de Goya y Velázquez le convierte en uno de los mejores artistas del siglo XIX español.
Su atracción por la pintura de Goya y Velázquez le convierte en uno de los mejores artistas del siglo XIX español.
Maja con perrito
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Tanto es así que algunas de sus escenas atraerán al propio Manet durante el viaje de éste llevó a cabo por España.
Su obra
Según algunos expertos del arte, Lucas Velásquez fue un gran
imitador e intérprete del arte de Goya,
pero también fue un pintor contradictorio cuya producción artística,
prolífica y polifacética, va de lo mediocre hasta la obra magistral.
Eugenio Lucas seguirá la línea del Goya de los últimos años a
través de temas tratados por el universo goyesco, como el mundo de los toros,
las escenas procesionales o las majas, y a través de la estética goyesca,
destacando los aspectos dramáticos, la gama cromática y la factura enérgica y
desenvuelta con que resuelve las composiciones.
La ronda
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Estas obras se caracterizaran por el empleo de la mancha en
detrimento del dibujo, empleando colores vibrantes y austeros, al tiempo que se
manifiestan ciertos aires de crítica en sus temas.
Lucas fue conocido por la rapidez
al trabajar en una obra. Pintaba las cosas tal y como las veía, queriendo
transmitir la realidad viviente, sin pararse en meditaciones. Esta rapidez
traerá consigo a veces características esquemáticas.
La temática de Lucas Velázquez es
amplia, tratando escenas paisajísticas, retratos, caricaturas, desnudos,
miniaturas, sátira, bodegones, floreros, paisajes, escenas religiosas etc. Pero su obra se
centra sobre todo en el costumbrismo más
variopinto, desde las escenas taurinas a los temas orientalistas o de brujería,
manolas, romerías y aquelarres.
Su obra señala inequívocamente al pintor romántico interesado siempre en plasmar el mundo que le rodea, pero también fue un artista innovador que llega a la abstracción con su novedosa técnica de manchas aleatorias, precursora del estilo que vendría medio siglo más tarde.
El Museo del
Prado conserva uno de los conjuntos más representativos de las distintas
facetas pictóricas de este artista, procedente del desaparecido Museo de Arte
Moderno. En el Museo Carmen Thyssen de Málaga se conservan algunas de sus obras, como Cogida en una capea de pueblo (1855),1 El Rosario de la Aurora (c. 1860)2 y La maja del perrito (1865), en todas ellas se puede apreciar la huella de Goya.
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