El Santo Grial es uno de los objetos más misteriosos y fascinantes de la historia y de la leyenda. Se trata de la copa o el plato que se utilizó en la Última Cena de Jesucristo, y que según algunas tradiciones, también recogió su sangre en la cruz. El Santo Grial ha sido objeto de búsqueda, veneración y controversia a lo largo de los siglos, y ha inspirado numerosas obras de arte, literatura y cine. Santo Grial de Valencia ¿Qué es el Santo Grial? El Santo Grial es un término que proviene del francés antiguo “san graal” o “san greal” , que significa “santo plato” o “santo vaso” . El origen de este término se remonta al siglo XII, cuando aparecieron los primeros relatos literarios que mencionaban el Santo Grial como un objeto sagrado y maravilloso, relacionado con la vida y la muerte de Jesucristo. Sin embargo, el concepto del Santo Grial es mucho más antiguo y complejo, y se ha ido enriqueciendo y transformando con el paso del tiempo y con la influencia de diversas culturas y tr
Alejandro Magno ordenó construir un mecanismo para poder sumergirse en las profundidades del mar y desde él, poder observar.
Del artilugio, que podría catalogarse como un intento de batiscafo o minisubmarino, dan cuenta las leyendas de la Edad Media.
El arte militar
Durante los trece años que duró el reinado del monarca
macedonio Alejandro Magno (356 a. C.,- 323 a. C.)
se va a producir un profundo cambió en la estructura política de la
zona, pero también va a dar inicio a una época de extraordinario intercambio
cultural en la que los griegos se expandieron por los ámbitos del mediterráneo
y del Próximo Oriente.
Alejandro Magno
subió al trono en el 336 a.C., tras el asesinato de su padre. Tenía entonces
veinte años.
Los primeros
momentos del gobierno de Alejandro III fueron dedicados a imponer a los pueblos
que estaban bajo el mandato de Macedonia, que tras la muerte de su padre se
revelaron. Así, Macedonia se habría de convertir en un poderoso estado militar
que dominaba indirectamente a Grecia.
A la edad de 32
años su imperio se extendía hasta el valle de Indo, por el Este y hasta Egipto,
por el Oeste. Con esto extendió la influencia de la civilización griega y
preparó las huellas a seguir para la expansión romana y los reinos de periodo
helenístico.
Las tácticas
militares utilizadas por Alejandro Magno demuestran que fue uno de los más
grandes estrategas militares de la historia.
El arte
militar inició un gran progreso con él, ya que de pelear cuerpo a cuerpo en la
línea de batalla y de forma individual, se llega hasta a elegir el terreno más
conveniente y la clase de combate en una especie de tropas y tomándose disposiciones
estratégicas.
Los
países por donde Alejandro Magno condujo su ejército no fueron un mero tránsito de tropas
derrotando a los enemigos que se le presentaban, sino que en sus expediciones
tomó y construyó fortalezas, , dejó guarniciones y nombró sátrapas que gobernaban cada región, quedando
así afirmada su dominación.
Un
hombre culto
Pero Alejandro
Magno también fue amante del arte y la cultura, fundó varias ciudades y supo
controlar su imagen al encargar la reproducción de su efigie a sólo tres
artistas: el escultor Lisipo, un orfebre y el pintor Apeles.
La ambición de
Alejandro era la unificación del territorio geográfico bajo un “imperio de
síntesis”. Comenzó con la unificación monetaria, abrió las puertas para un
comercio inmenso, impulsó las expediciones geográficas, desarrolló caminos y
canales de riego, y se impuso el griego como la lengua común.
Cuando tenia catorce años, su educación se confió al filósofo
Aristóteles durante tres años. Este filósofo, suscitó en el joven el gusto por
el cultivo del espíritu y sobre todo por la lírica, la tragedia y la epopeya
griegas. También se atribuye a las enseñanzas de Aristóteles la afición de
Alejandro por la medicina.
Sean cuales y como fuesen las influencias verdaderas de
Aristóteles en la formación de la personalidad del joven príncipe. Alejandro
tuvo siempre una gran admiración y veneración por la cultura griega, sobre todo
por La Iliada, de la que sea dice llevaba siempre consigo un ejemplar,
corregida de mano de Aristóteles, y ponía por la noche debajo de su almohada
junto a su espada, obra a la que tenía por guía de doctrina militar.
El batiscafo del Magno
En cuanto a su preparación física, debió ser buena por la
importancia que tenia para los ejércitos y las conquistas el estado físico de
los futuros guerreros. De los 10 a los 14 años Alejandro aprendió equitación,
además del arte de domar y manejar los caballos, así como de cabalgarlos sin
silla con saltos bruscos, de llevarlos en los tres pasos de desfile y los
carruseles.
Alejandro,
pues, era un hombre de acción, pero según varios textos históricos, el rey macedonio
tenía una gran pasión y un sueño por cumplir: el submarinismo.
Según la
historia, los primeros hombres de la Antigüedad que se sumergieron en el seno
de las aguas fueron los griegos, que eran los mejores pescadores de coral y
esponjas del Mediterráneo, y de perlas en el extremo Oriente. Se desconoce qué
aparatos de inmersión utilizaban, aunque Aristóteles menciona los lebeta en su obra Problemas; eran calderos invertidos llenos de
aire que tenían forma de campana y un instrumento para "inhalar aire de la
superficie". Esta técnica fue conocida y usada en el Mediterráneo desde la
época clásica.
Puede
decirse que el buceo profesional nació hace más de dos mil años, ya que dentro
de los ejércitos griegos figuraban los llamados urinatores, comparables con los hombres-rana
de las organizaciones militares actuales.
Los urinatores se armaban con
cuchillos. Sus misiones consistían en atacar a mano las defensas enemigas,
transportar víveres y armamentos a ciudades sitiadas o llevar mensajes escritos
en brazaletes de plomo a sus compañeros de lucha. Para contrarrestar la acción
de este tipo de guerreros se crearon varios medios de defensa, entre los que
sobresalen redes sumergibles con cascabeles sujetos y grandes ruedas llenas de
cuchillos, las cuales se hacían girar en el agua para provocar heridas a los
urinatores.
Según la leyenda, Alejandro Magno (hombre que aportó algunos avances
al mundo bélico) nunca ponía reparos a las nuevas ideas. Así, cuando se interesó por la vida submarina, buscó un
método para poder conocer esta de manera más directa. Se dice que entonces
ordenó construir un barril de cristal y dentro de él se sumergía bajo el agua
para observar las profundidades marinas durante algunos días.
Esta leyenda era muy popular en la
Edad Media y hay varios dibujos de la época que representa al rey macedonio
dentro de lo que se podría considerar como un precursor antiquísimo del
batíscafo (minicusbmarino).
Concretamente,
existe un manuscrito del siglo XV, que se conserva en la Biblioteca Británica, que
habla de cómo Alejandro Magno se sumergió en el mar en el año 322
a.C.
En esos
textos no se explica cómo Alejandro ideó semejante artilugio, o quién le ayudo
a ingeniar su táctica, pero el proceso pareció ser bastante complejo, y se basó
en una rudimentaria pero efectiva
máquina de inmersión formada
por dos barcas, una invertida sobre la otra, unidas por tablones y revestida
por varias capas de betún.
Esta
nave estaba a su vez provista de unos orificios cubiertos de vidrio, de
un cristal transparente desde donde poder observar el medio en el cual iba
sumergiéndose. La nave de madera medía unos cuatro metros de largo con unos dos
y medio en su parte central, teniendo espacio para dos personas.
Se
desconoce quién bajó junto a Alejandro, pero si sabe cuales fueron las
provisiones que se llevaron para tal aventura subacuática: una pierna de buey
asada, pan, pepinos frescos y vino.
En el
Libro de Alexandre, del siglo XIII se narra la vida de Alejandro Magno, al que
el autor ensalza como «tesoro de proeza, arca de sapiençia, exemplo de nobleza»
(estrofa 1557). Pues bien, hacia el final de la obra se lee que el ansia de
conocimiento del rey macedonio le lleva a construir una caja de cristal
sumergible «por saber qué fazién los pescados» (estr. 2306).
Tampoco
se tiene constancia de qué pasó con el invento o si volvió Alejandro Magno a
utilizarlo.
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