La cultura occidental es el conjunto de valores, creencias, conocimientos, artes, instituciones y estilos de vida que se han desarrollado y transmitido en la parte occidental del mundo, desde la antigüedad hasta la actualidad. Origen y evolución La cultura occidental tiene su origen y su base en la civilización greco-romana, que se expandió por Europa, el norte de África y el Oriente Próximo, y que influyó en otros pueblos y culturas, como los celtas, los germanos, los eslavos, los árabes o los judíos. La cultura occidental también tiene su raíz y su fundamento en el cristianismo, que se difundió por el mundo occidental, y que aportó sus valores, sus dogmas, sus ritos y sus instituciones, como la Iglesia, la Biblia o el papado. La cultura occidental ha evolucionado y se ha diversificado a lo largo de la historia, según las épocas, los lugares y las circunstancias, y ha generado diferentes movimientos, corrientes y expresiones, que han enriquecido y renovado su patrimonio y su identida
Está considerado el más destacado
escultor de su generación y creador del estilo escultórico barroco.
Además de escultor reconocido fue
un arquitecto de fama y un importante retratista de papa, nobles y reyes.
Aprendizaje y consagración
Aunque Gian Lorenzo Bernini nació
en Nápoles, Italia el 7 de diciembre de 1598, con seis años su familia se
trasladó a Roma, donde su padre trabajó como escultor manierista y de quien
recibió las primeras enseñanzas, y allí pasó toda su vida.
Desde muy joven demostró un
talento excepcional para la escultura de estilo helenístico. Pero será entre
1621 y 1625 que realizará cuatro obras que le darán fama y lo consagrarán como
un maestro de la escultura. Estos son conocidos como los cuatro Grupos Borghesianos,
obras monumentales basadas en temas mitológicos y bíblicos encargados por el cardenal Borghese, que están formados por
Eneas, Anquises y Ascanio; el Rapto de Proserpina; el David; y Apolo y Dafne.
Las cuatro esculturas permanecen actualmente en la Galería Gorghese de Roma.
A partir de ese momento, Bernini
gozará del favor y la protección de siete papas a lo largo de su vida, para los
que realizó numerosas obras, pero especialmente para tres: Urbano VIII,
Inocencio X y Alejandro VII.
Urbano VII fue un pontífice
ambicioso, amante de las artes y gran admirador de Bernini, al cual le otorgó
el cargo de el arquitecto de Dios. Le consideraba el artista ideal para
realizar sus proyectos urbanísticos y arquitectónicos a través de obras
espectaculares y triunfantes.
Este mecenazgo culminará con la
Basílica de San Pedro donde el papa deseaba colocar en el nuevo altar un enorme
baldaquino de bronce apoyado en cuatro gigantescas columnas salomónicas, que
acaban en volutas y racimos de frutas. También realizó para este pontífice su
mausoleo.
Durante el papado de Inocencio X, mucho más austero en sus pretensiones, Bernini llevará a cabo algunas de sus obras cumbres: el éxtasis de Santa Teresa. La Fuente de los Cuatro Ríos, en la Plaza Navona de Roma y la escultura La Verdad (actualmente en la Galería Borghese).
Bernini |
Alejandro VII, un papa humanista,
se hace rodear de arquitectos para la ejecución de ambiciosos proyectos
urbanísticos, como la reordenación de la Piazza del Popolo, donde intervendrá
Bernini así como en la terminación de la espectacular Cátedra de San Pedro,
situada en el fondo del ábside de la Basílica y otras tantas diversas y
espectaculares esculturas.
En el exterior de la Plaza de San Pedro, Bernini construye, entre otras, la famosa columnata elíptica. Llevó a cabo también el Sepulcro de Alejandro VII que contiene cuatro figuras alegóricas: la Caridad, la Verdad, la Prudencia y la Justicia.
Para entonces, Bernini era ya un
artista reconocido internacionalmente. Construye diversas iglesias para
familias de la nobleza y es requerido en Francia por el rey Luis XIV, con
permiso del papado, para, en 1664, reestructurar el palacio del Louvre. Pero entre
los franceses su estilo no cuajó y sólo realizó un retrato ecuestre del rey.
Estilo
La base de la formación artística
de Bernini fue el estudio de la tradición grecorromana y un gusto por la interpretación
y la precisión.
A Bernini, los expertos le han
reconocido una gran habilidad para crear en sus esculturas escenas narrativas
muy dramáticas, de plasmar en ellas intensos estados psicológicos y de componer
conjuntos escultóricos que transmiten grandeza.
También ha sido considerado como
el más digno y significativo sucesor de Miguel Ángel por su habilidad para la
talla del mármol.
Por otro lado, la fuerza de
Bernini es el empleó la luz como un destacado recurso metafórico para ampliar
el dramatismo de la narrativa escultórica. También resulta novedosa la relación
de las esculturas con el espacio circundante, ya que están concebidas para ser
observadas desde un punto determinado, no para ser rodeadas y vistas desde
cualquier ángulo.
Pero Bernini no sólo fue un
escultor de renombre, su talento fue más allá y se extendió a la pintura y la
arquitectura barroca con enorme éxito también. El diseño de la Plaza de San
Pedro, que se abre
ante la basílica, es uno de sus proyectos arquitectónicos más innovadores y
alabados.
Con la llegada del Neoclasicismo,
que despreciaba el Barroco, la obra y la reputación de Bernini decayeron hasta
bien entrado el siglo XIX cuando se le volvió a ensalzar y a comprender su obra
en toda su dimensión.
Como pintor realizó numerosos
retratos de papas, reyes y nobles que le reportaron fama y riqueza. Les solía
retratar a la
heroica, realzando la expresión y
magnificencia. Él mismo confesó inspirarse para ello en Rafael.
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